Las brechas salariales de género y sus relaciones con el crimen y el castigo

¿Delinquen igual las mujeres y los hombres?

Este año el Premio Nobel de Ciencias Económicas fue otorgado a la académica Claudia Goldin. Su trabajo se ha centrado en identificar las fuerzas que en los últimos 200 años han determinado la desigual participación de la mujer en el mercado laboral. Uno de los puntos centrales de sus investigaciones consiste en señalar que, pese a los progresos económicos que han permitido la participación de la mujer en el mercado laboral, siguen existiendo brechas de género, determinadas, entre otros factores, por el matrimonio o la maternidad. Aunque la investigación de Goldin se ha focalizado en Estados Unidos, sus hallazgos pueden aplicar en Colombia^[1].

Esta situación ha tenido implicaciones en el comportamiento criminal de las mujeres. Así lo han demostrado innumerables investigaciones^[2]. Aun cuando las estadísticas continúan reflejando una mayoría de hombres en cárceles, las cifras de la criminalidad de la mujer han aumentado significativamente en los últimos años en nuestra región^[3]. Las causas del aumento se han atribuido a circunstancias como el endurecimiento de políticas antidrogas, o la violencia y exclusión social y laboral que enfrenta esta población.

Con todo, existen aún retos en la investigación de la triada crimen-género-participación de la mujer en la vida laboral. Las correlaciones entre crimen y género usualmente tienden a describir mujeres en función de su pasado con hombres violentos, su propia posición marginal y la de sus hijos, o su dependencia económica frente a sus parejas. La delincuencia femenina se ha caracterizado como algo que la mujer hace para beneficiar a otras personas, a los hombres o a sus hijos.

Aunque las anteriores circunstancias siguen dominando la explicación sobre las mujeres, la criminología debe evitar caer en arraigados determinismos positivistas sobre la naturaleza de las mujeres y su relación con el crimen. Los hallazgos de Goldin pueden ser útiles para seguir ampliando maneras de entender las experiencias de las mujeres en el crimen pues, pese a las subsistentes brechas salariales, sus análisis también dan luces sobre cómo el desarrollo económico, en ciertos momentos históricos, ha permitido el acceso de muchas mujeres al mercado laboral. 

Estos análisis permiten apartarnos de ideas esencialistas sobre las mujeres y comprender formas en las que también crímenes de naturaleza económica, o más conocidos por la literatura como de cuello blanco, pueden ser no solo “cosas de hombres” sino también ser atribuidos a algunas mujeres que no necesariamente se acercan a la criminalidad a partir de contextos de marginalidad. También nos permite entender la agencia de las mujeres a partir de interseccionalidades, como la de clase o edad, así como acercarnos a una concepción criminológica que no únicamente la caracterice como víctima.  

Lo anterior no significa necesariamente concluir que las mujeres delinquen igual que los hombres en específicas formas de criminalidad. Lo que se propone es profundizar en preguntas alternativas que traspasen el entendimiento de los vínculos de las mujeres con el crimen a partir de visiones deterministas, unicausales, o a partir de la falsa dicotomía mujer/víctima – hombre/victimario.

Son varios los ejemplos en nuestro país de mujeres involucradas en delitos contra la administración pública, fraudes, estafas o lavado de activos. Bienvenida la indagación desde metodologías como las que se proponen desde la criminología feminista o la criminología cultural, que permitan enriquecer nuestro conocimiento acerca de las múltiples formas en las que las mujeres convergen con el crimen y el castigo.

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^[1] https://www.dane.gov.co/index.php/actualidad-dane/5603-la-brecha-salarial-en-colombia-no-cede-las-mujeres-continuan-en-desventaja.

^[2] https://www.dejusticia.org/las-alternativas-al-encarcelamiento-para-mujeres-cabeza-de-hogar-son-ley

^[3] https://www.oas.org/es/cidh/informes/pdfs/2023/Informe-Mujeres-privadas-libertad.pdf.