Departamento de Derecho Penal y Criminología

Debates penales contemporáneos
28 de agosto de 2024

Mas vale tarde que nunca

El tipo penal de homicidio introducido por los nazis hoy sirve para condenar a los obedientes subordinados y seguidores de dicho régimen.

Por: Christian Francke, candidato a Doctor de la Universidad Martín Lutero de Halle-Wittenberg

La semana pasada, el Tribunal Federal de Justicia de Alemania confirmó la condena de una antigua secretaria -hoy de 99 años- del campo de concentración de Stutthof, Irmgard F., en calidad de cómplice del asesinato de 10.505 personas. Dicha sentencia nos permite analizar brevemente la base jurídica de esa condena y por qué la justicia alemana sigue persiguiendo dichos crímenes.

El homicidio como delito principal y doloso no prescribe en Alemania, y la misma suerte corre la responsabilidad penal de aquella persona que concurra como cómplice de la conducta. La condenada en el caso se desempeñó como mecanógrafa del comandante del campo de concentración de Stutthof, entre 1943 y 1945. Ella organizaba la correspondencia de su superior, y colaboraba estrechamente con la dirección administrativa del campo.

Las instancias judiciales consideraron que las actividades que esta subordinada desplegó constituyeron “ayuda psicológica y física[1] para los homicidios. Dichas instancias encontraron probado un dolo eventual de parte de Irmgard F., al manejar correspondencia relacionada con el exterminio de los presos: asistió así a la preparación, organización y ejecución de los homicidios.

Esta sentencia hace parte de una serie de decisiones judiciales contra antiguos empleados de campos de concentración, como piezas de la “maquinaria nacionalsocialista de exterminio[2]. La posición subordinada de administrativos, la posibilidad de no haber podido actuar de otra forma o la fungibilidad de sus cargos no ha sido admitida como causal de justificación; al contrario, los juzgados han considerado que para exterminar la vida de tantas personas en el Holocausto, ello solo pudo haber ocurrido con la ayuda de subordinados, siendo cada uno indispensable para el funcionamiento de la referida maquinaria.

La justicia local alemana tuvo dificultades para perseguir seriamente los crímenes nazis en la posguerra pues muchos ex nazis ocupaban altos cargos. Además, durante mucho tiempo los jueces exigieron pruebas directas de cada homicidio individual para poder proferir una condena. Los juicios de Auschwitz realizados en Frankfurt en los años 60, dirigidos por el fiscal general y luchador de la resistencia Fritz Bauer, causaron sensación. En 1972, el Bundestag abolió la prescripción del asesinato. Sin embargo, no fue hasta 2009 cuando la jurisprudencia alemana cambió significativamente, dejando de requerir pruebas para cada homicidio individual.

La indemnización por las atrocidades nazis nunca será posible. Pero el enjuiciamiento de todos los partícipes, independientemente de su edad o de que apenas fuesen subordinados, es una obligación del Estado. Aparte de la responsabilidad histórica, también se plantea la cuestión del derecho penal y su finalidad. No se trata de retribución, porque a mi juicio el derecho penal no está hecho para servir a ese propósito, ni siquiera para los crímenes más crueles. Se trata de otra cosa: el derecho penal significa un derecho de protección.

El Estado está obligado a proteger los bienes jurídicos, especialmente la vida. Esta doctrina procede del liberalismo de los derechos humanos generales, y la protección de dichos bienes se consigue mediante: (i) el efecto preventivo ya general de las normas penales, y (ii) con la confianza en el sistema jurídico derivada de la persecución efectiva de los delitos cometidos. También se trata de lograr justicia material, aunque esto sea casi imposible en el caso del Holocausto.

Aunque el Estado alemán incumplió con su deber de protección durante demasiado tiempo, no deja de ser irónico que el tipo penal de homicidio introducido por los nazis sirva de base para condenar hoy a los obedientes subordinados y seguidores de dicho régimen. La historia de la jurisprudencia alemana podría servir de advertencia y ejemplo para otros Estados y sociedades que aún luchan con capítulos oscuros de su historia: como advertencia para no posponer el ajuste de cuentas con el pasado.


[1] https://www.gesetze-rechtsprechung.sh.juris.de/bssh/document/NJRE001543744

[2] https://rsw.beck.de/aktuell/daily/meldung/detail/bgh-5str326-23-kz-stutthof-sekretaerin-beihilfe-mord

Traducción realizada por Luis Páez, docente investigador.