Departamento de Derecho Penal y Criminología

Actualidad
13 de abril de 2023

¿Bukele en Colombia?

Algunos afirman ¡Eso es lo que le falta a Colombia! Un autoritarismo que acabe con toda la delincuencia, de la mano de un derecho penal de graves penas y de ausencia de derechos para los procesados. Pero, se habrán preguntado frente a esa doctrina, ¿la tasa o el índice de personas inocentes detenidas o condenadas?

Por: William Torres Tópaga, docente investigador

En días pasados, un alto funcionario regional en Colombia ante la ola de delincuencia que azotaba a su ciudad, criticó el aparato judicial al haber sido concedida una detención domiciliaria por parte de un juez de garantías y reafirmó el clamor de algunos que piden aplicar la doctrina Bukele como forma exitosa de atacar la criminalidad. Se sentía en sus declaraciones el desespero y la impotencia frente al fenómeno delincuencial, que en esa ocasión dejaba varias familias sin algunos de sus miembros.

El espectáculo presentado al mundo sobre la mega prisión que el presidente de El Salvador anunciaba; sus declaraciones como triunfador frente al fenómeno de las pandillas que ha azotado al país centroamericano; las medidas tomadas con facultades de un estado de sitio; sin contar sus amenazas en contra de los delincuentes; el mantenerlos privados de la libertad, sin derecho a tener pertenencia alguna y semidesnudos; sus afirmaciones en favor de los derechos humanos de las víctimas, y su prevalencia frente a los derechos de los procesados; el trabajo forzado; la irrelevancia de abogados defensores; las estadísticas sobre la reducción del número de homicidios; son algunas de las características de este “redentor” y  su doctrina en contra de la delincuencia.

El sentimiento de inseguridad y de vulnerabilidad de los ciudadanos al ser víctimas o la posibilidad de serlo, aclaman este tipo de medidas y posturas frente a la delincuencia. Por eso algunos afirman ¡Eso es lo que le falta a Colombia! Un autoritarismo que acabe con toda la delincuencia, de la mano de un derecho penal de graves penas y de ausencia de derechos para los procesados. Pero, se habrán preguntado frente a esa doctrina, ¿la tasa o el índice de personas inocentes detenidas o condenadas?, ¿Cuántos de ellos lo han sido por el hecho de pertenecer a un grupo?, ¿Qué tipo de procedimiento lo permitió? ¿Quiénes vienen después de ellos? ¿Los opositores políticos? ¿Los que no profesan sus mismas convicciones o sus mismas creencias?, ¿Los jueces que no comportan su doctrina?, ¿Los legisladores que se opongan a él?, ¿Los que no estén de acuerdo en que el poder se concentre solo en él?

Hay quienes afirman que es lo que se merecen por “delincuentes”, el problema es ¿quién lo determina? Seguramente  el redentor, el “salvador”, él será el único límite en esa doctrina. Es bueno preguntarse ¿Es eso lo que queremos en Colombia? ¿La concentración del poder en un redentor? ¿Qué se auto proclame vencedor y que sea él, el que defina la justicia y como realizarla? Finalmente es en contra de los delincuentes, y nosotros no lo somos, (o creemos no serlo), pero ¿depende de nosotros? ¿Cómo garantizamos que no lo seremos? ¿Somos nosotros los que lo definimos? ¿Si no le caemos bien a nuestro redentor? ¿Si no estamos de acuerdo? ¿Si nos oponemos? ¿Estamos dispuestos siendo inocentes a sacrificarnos para acabar con la delincuencia? ¿A sacrificar un hijo, un hermano, un amigo?

El sentimiento de víctima o de llegar a serlo, nos puede llevar a evocar ese tipo de “saltos al pasado” como una formula contra la delincuencia que aparenta ser una solución. Pero esa salida no es más que el total desconocimiento de la historia de la humanidad, es el más grande retroceso y; es olvidar los triunfos en contra de la barbarie, del autoritarismo; es desconocer el estado de derecho, los derechos humanos, y las garantías penales.

La doctrina Bukele, asegura la generación y crecimiento de muchas violencias pues no se ocupa de estudiar y atacar las causas reales de la delincuencia en los países subdesarrollados. Con ese enfoque el fenómeno seguirá creciendo como ha ocurrido los últimos 30 años. Cualquier respuesta al delito, debe partir de la última de las conquistas en la evolución del derecho, el respeto por la dignidad humana.